Años 40
La II Guerra Mundial marcó la forma de vestir. Los colores se volvieron oscuros y la austeridad se convirtió en protagonista. El traje de dos piezas y la sencillez de los materiales representaron la pobreza del viejo continente, que ocultó la escasez con recursos que desataron toda la creatividad en peinados, maquillaje y atuendos como guantes, pañuelos y bolsillos falsos en las chaquetas.
Se utilizaban tejidos pobres y de baja calidad, muy sobrios, casi siempre traducidos a trajes de chaqueta, tanto para los hombres como para las mujeres. Se conseguía una cierta elegancia para ellas, con complementos como guantes y sombreros así como con abrigos y chaquetas.
Todo se volvió muy conservador, lo que también se tradujo a faldas más largas que las que se habían llevado en años anteriores. Ahora los largos cubrían las rodillas.
Christian Dior, entre otros, cerraron los 40 con el regreso del glamour y la moda de la postguerra, en que se perfilaba ya la figura femenina, los diseños florales y las telas de algodón.
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